miércoles, 7 de octubre de 2009
SERGIO LOIDI
Exalumno del colegio, muy implicado en las actividades deportivas y en el Club de Montaña, era de los profesores que más contacto tenía con los alumnos. Fue el profesor de gimnasia por excelencia y aunque su forma física no era la más adecuada a un profesor de esa asignatura, a diferencia de Lajusticia, iba siempre vestido con chandal. Recuerdo cuando en 6º de EGB nos llevaba en autobús a hacer gimnasia a aquellos campos de Valdespartera de los que algún día hablaré. Tenía fama de dejar copiar si le tocaba vigilar algún examen. Su salida del colegio se produjo a los pocos años de acabar nosotros. Según me contaron, el Ministerio de Educación exigía un título que Loidi no consiguió sacar a pesar de sus años de experiencia, con lo cual no podía seguir dando clases. Hará 8 ó 9 años me recogió en un taxi y me comento que después del colegio cogió una licencia y supongo que seguirá a bordo de él. Como no estuve metido ni en equipos de fútbol , balonmano ni baloncesto ni en el Club de Montaña no puedo contar muchas más cosas de él. Apelo a vuestra memoria y desde aquí un fuerte saludo al Loidi.
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14 comentarios:
Ante todo decir que recuerdo un Sergio Loidi contento, alegre... Por lo general, siempre estaba feliz y rara vez se enfadaba y, cuándo lo hacía, lo hacía de verdad...Recuerdo unos campamentos (de los cuáles él era responsable) en los que a la hora de la cena, a Daniel López Barrachina le dio por hacerle un comentario con la tortilla francesa comparándola por "su finura" con el papel de fumar. No recuerdo las tortillas que Sergio Loidi le hizo comerse esa noche pero os aseguro que fueron muchas.
Sigue con el taxi, al menos que yo sepa. Su afición al balonmano le vienen de su etapa escolar en la que formó parte del mítico equipo entrenado por el Padre Huguet que ganó absolutamente todo.
Una vez me contaron un chascarrillo de él y era el siguiente. Si os acordáis estaba siempre muy rojo, la cara muy colorado, la leyenda contaba que tuvo alguna enfermedad pulmonar y le tuvieron que operar, siendo visible una gran cicatriz. De ahí que estuviera siempre tan "colorado". Bueno, es algo que nuca pude comprobar pero en mis tiempos corría el rumor.
En mi época de monitor del campamento de verano tuve más contacto con él, ya que era jefe del mismo. Era una persona capacitadísima para llevar grupos, con una personalidad fuerte y con la que daba gusto estar. Hubo situaciones tensas que supo solucionar con mucha mano izquierda. Recuerdo que cuando nació su hijo nos invitó a cenar a su casa en Avenida Valencia, y fue una noche memorable.
Como profesor también le recuerdo de modo agradable, porque no es nada fácil dar gimnasia a un grupo de chavales tan dispersos como éramos nosotros.
No le veo desde hace muchos años, y espero y deseo que le vaya bien.
Vaya recuerdos con Sergio Loidi...el mítico tirón de pastillas a Jesus García Bueno (que no cedió a cambiar el castigo por cantar una jota), un ron quemado que me tomé con él en los campos un día de cierzo helador.
Unos inolvidables campamentos en la Selva de Oza, y como anécdota la primera charla de sexo en 7º de EGB en el Club de Montaña, contando en plan formativo, él y otros entrenadores, experiencias propias que vistas ahora se quedan casi pueriles.
Un tío de largo recorrido en el trato fuera del rol de profesor.
Me dio pena su forma de irse del colegio.
Me comenta un integrante del equipo de balonmano de los 80 que dirigió Loidi y que lo fichó de Maristas que entrena a un equipo de Dominicos de balonmano; por cierto, la coloración de su cara creo que es debida a que tiene un solo pulmón.
También oí yo esa leyenda. Se decía que había sido en sus tiempos de jugador, y también se decía que como tal fue campeón de Europa. Lo cierto es que cuando el Helios estuvo en lo más alto a nivel nacional, Sergio Lloidi fue el elegido para dirigirlo, eso ya mayores, pudimos verlo todos. El taxi ya lo tenía (o conducía) cuando se casó y es de Aragüés del Puerto, o al menos tiene casa allí, en la Jacetania...
Conocí bastante a Loidi. Era un tipo bonachón muy involucrado con el balonmano. Recuerdo perfectamente el equipo del Colegio que disputó la Liga de Primera División, que era la que siguiente a la División de Honor, algo así como la segunda división.
Recuerdo a un jugador que circunstancialmente jugó ese año y que era un jugador histórico a nivel nacional, una verdadera figura que no sé como había caído por Zaragoza y jugó en ese equipo. Se llamaba “Pitiu” Rochel y era otro nivel de jugador. Otros jugadores eran el propio Loidi, Marqueta y Martinez Pisón (creo) que era el portero y que, como curiosidad, como provenía del fútbol tenía un estilo, digamos, “palomitero” pero muy eficaz y valiente.
Pues yo tengo un mal recuerdo de el. Fui alumno suyo de Gimnasia a finales de los año 70 y sus clases para mi eran una tortura, aunque yo era muy torpe y no le echo la culpa de eso. Mi mal recuerdo viene de una clase de dibujo en la que él vino de sustituto. Nos hizo dibujar una figura de Mafalda y me puso una nota que me pareció baja. Enseño mi dibujo a la clase, riéndose y humillándome hasta el punto de casi hacerme llorar en la pizarra.
Hoy día tengo 54 años y soy profesor de dibujo. Siento de veras conservar de Loidi esa mala imagen, pero ya es penoso que sea eso lo que más recuerdo de él
Yo de quien tengo muy mal recuerdo es del padre Huguet, un sádico y dañino maltratador que Dios confunda.
Aparte del padre Huguet, a la nómina de maltratadores dominicos, añado unos cuantos nombres más: padre Dimas Gómez Calama; padre Esteban (no recuerdo el apellido, pero sé que era de Palencia), padre José Ramón Martínez, leonés; el Sr. Sagardoy, profesor de Matemáticas, que en gloria esté; y sobre todos ellos, el padre Martínez Cuesta, prefecto de disciplina en el curso 1965-66; un repugnante sádico sin escrúpulos que no desentonaría es Auschwitz. ¿Alguien sabe si vive a se le puede localizar? Si vive, es posible que pase de los 90. al amigo padre Huguet, entrenador de balonmano, también me gustaría echármelo a la cara.
El Xavierre era un nido de sádicos maltratadores, con alguna escasa y honrosa excepción, como el padre Blanquer.
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