Es curioso ver que, conforme pasan los años, todas aquellas personas que en nuestra niñez nos producían temor y porque no decirlo, odio y manía , hoy en día nos resultan tiernos y entrañables. Eso me sucede ahora con el padre Arturo-más conocido como el pato.
Creo que era uno de los últimos símbolos de un tipo de profesor que ya en aquellos años estaban caducos: practicante de "la letra con sangre entra" y sin tener miramientos para abofetear a algún alumno como ya hemos recordado. Iba siempre peinado hacia atrás y a la perfección, casi siempre vestido de cura y si mal no recuerdo era andaluz. Fue nuestro tutor desde 6º hasta 8º , creo que en 6º ý 8º nos dio ciencias, en 7º sociales además de religión y creo recordar que algún año nos dio dibujo. Al poco de dejarnos a nosotros, empeoró su salud y creo que abandono las clases salvo alguna suplencia que le encomendaban. Hace varios años ya que murió pero no olvido esa sonrisa que de cuando en cuando le gustaba exhibir y esa nostalgia que sentía ya que en 1º de BUP fueron varias las veces que se asomaba a las clases para vernos. Un fuerte abrazo padre Arturo-o mejor pato que así le llamábamos todos.
miércoles, 30 de septiembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
7 comentarios:
Apenas lo recuerdo, me pilló muy pequeño y no me dio clases. Del que sí me acuerdo y no es muy comentado en ningún sitio es del Padre Sauras, que según se dice dejó la Iglesia y se casó. Alguien sabe si esto es cierto o sólo es otro rumor más??
Un saludo
no se si es así pero desde luego que lo del Sauras es otra leyenda urbana, cierta o no.
Me acuerdo de una frase que el pato dijo en clase(a mi no me dió pero la recuerdo): "...ta zabe que tiene un cero...pues angelines al cielo..."
Nunca olvidaré que le dijo a Raúl Gracia "El Tato" algo así como: "Más vale que se dedique usted a torear, porque para los estudios no vale". Desde luego fue adivino, porque se convirtió años después en una figura del toreo.
Tenía el pelo blanco-amarillento, y recuerdo que fue el sacerdote que me confesó antes de mi primera comunión. Siempre andaba medio enfadado, pero pienso que era más una pose para mantener el respeto y que su verdadero carácter era más amigable.
El padre arturo, era murciano. Y en efecto, era un buen hombre recubierto con algo de rigor y rictus académico para que la banda no se desmadrara más de lo necesario. De frases lapidarias algo irónicas -como esa de "claro, se ha ido a Rusia" referido a alguien que no había venido a las horas extras de castigo. Tan tierno era, que a sus años, uno de sus entretenimientos eran los juegos de ordenador -spectrum. Yo guardo excelentes recuerdos de él. Era un hombre decente, con muy buen fondo. De valores y principios, y en general, un hombre justo. Esté donde esté, padre arturo, un abrazo. Ricardo Carreras
PD me gustaría saber dónde está enterrado, si es que alguien lo sabe.
Felicidades por tu blog, llevo horas enganchado y necesito más...
Siempre he admirado tu ingenio, Ernesto.
Un fuerte abrazo y avisadme si habeis concretado fecha para esa cena de final de noviembre.
Hola Ernesto, soy Sergio Navarro y simplemente quería recordarte ese día en clase cuando trajo un ojo de vaca para diseccionar que nadie se atrevía a tocar y creo que Miguel Pastor fuer el encargado de espachurrar el ojo de vaca...bastante desagradable y me parece que en la misma sesión trajo ¡ un craneo humano¡ bueno eso nos dijo y eso hemos creído siempre, la verdad es que, si era de coña, estaba muy bien hecho.
Un abrazo.
Soy Javi Royo. Lo primero un fuerte abrazo a todos.
Del Padre Arturo recuerdo ahora con cariño las horas que pasamos con él.
Recuerdo que decíamos que su pelo canoso-verdoso lo tenía así porque al estornudar se tapaba la nariz y la boca con la mano, y del resultado del estornudo se pasaba la mano por todo el pelo hacia atrás. Qué ideas teníamos!
También recuerdo en 8º EGB que un día, entre clase y clase, entró en nuestra aula, y cuando nos estábamos callando dijo en alto y con voz firme: "Sr Royo! salga al pasillo!"
Me quedé blanco, casi no podía respirar. Me temblaban las piernas mientras salía del aula. Todos me decían "¿qué has hecho?". Me entraron los siete males -no sé todavía como no me meé encima- pensaba que quizá me creía culpable de alguna "hazaña" de otro.
Salí fuera casi a punto de llorar, esperaba que me "calzase" una bofetada y, sin embargo, con su acento andaluz y con voz cariñosa me dijo... "Usté... tiene juegos de Spectrum, no?".
Uf! las nubes se despejaron, salió el sol y volví a respirar.
Intercambiamos juegos, programas para copiarlos e impresiones sobre todo ello.
Descubrí que todo era una máscara que se ponía para que le respetásemos en clase.
Resultó ser una buena persona, sencilla y cariñosa, y desde entonces le recuerdo con mucho cariño.
Un abrazo muy fuerte, padre Arturo, dondequiera que estés.
Publicar un comentario